Elaboró: Nutrióloga y Educadora en Diabetes EVELIN TAMAY ROMERO
La alimentación complementaria es la forma de introducir alimentos sólidos o líquidos a la dieta del bebé a partir de los seis meses, ya que antes de esta edad tanto el sistema inmunitario, como el digestivo no están del todo preparados para recibir otro alimento que no sea leche materna.
Actualmente está de moda un método cuyos beneficios parecen ser mayores en comparación con el método tradicional, llamado “Alimentación complementaria a demanda” o “Baby-led weaning” en inglés.
La alimentación complementaria a demanda es básicamente dejar que el bebé elija el tipo y la cantidad de alimento sólido que le apetece comer en ese momento. Con este método se pretende que el bebé fomente independencia y seguridad en sí mismo, comience a desarrollar ciertas habilidades motoras, y siga sus instintos de saciedad mientras descubre nuevas texturas, olores y sabores haciendo uso de sus manos. Es muy importante recalcar que no se debe suspender la lactancia materna hasta que el bebé cumpla mínimo un año de vida.
¿Cuáles son las principales diferencias entre estos dos métodos?
En el método de alimentación complementaria a demanda no se ofrecen purés o papillas, sólo alimentos sólidos; no se le exige al bebé comer un alimento que no le apetece y se le permite seguir sus instintos de saciedad para decidir cuándo dejar de comer. En la alimentación complementaria tradicional el bebé no elige qué comer ni cuánto comer, usa cuchara para llevar los alimentos a su boca, hay un orden para introducir los alimentos según su tipo y textura, y no es independiente a la hora de las comidas.
¿Cómo saber si este método es apto para mi bebé?
Cualquier bebé sano es apto para seguir este método e iniciar la alimentación complementaria. Si un bebé padece algún problema de salud es importante consultar con el pediatra.
¿Cómo lo pongo en práctica?
Es muy sencillo. La madre debe sentar al bebé con el resto de la familia y dejar que se alimente por sí mismo haciendo uso de sus manos y dedos. La idea es “compartir” con el bebé los alimentos como familia. Este método tiende a causar mucho temor en los padres por el riesgo de atragantamiento, sin embargo, la literatura científica evidencia que el riesgo de atragantamiento usando este método es el mismo que con el método de alimentación complementaria tradicional. Es responsabilidad de los padres proporcionar alimentos seguros para evitar el riesgo de atragantamiento y observar con responsabilidad.
A continuación podrás leer algunos tips para implementar este método:
Sienta al bebé de forma correcta. Si cuentas con una silla especial te será más fácil, de lo contrario, sienta al bebé en tu regazo o acondiciona una silla en donde pueda estar erguido y estable, de modo que sus brazos y manos estén libres.
Ofrécele los alimentos en vez de dárselos. Pon al alcance de tu bebé los alimentos que están compartiendo como familia en tiras o trozos grandes para que le sea fácil tomarlos y manipularlos. Deja que elija cuál le apetece y acepta cuando ya no desee comer más.
Ofrécele platillos ricos en nutrientes. Al cocinar platillos con mezclas de vegetales con proteínas vegetales (arroz/trigo/maíz con frijoles/lentejas/habas) o animales (carnes, huevo o queso), aseguras que tu bebé además de que experimente más sabores, obtenga vitaminas y otros nutrientes necesarios para un sano crecimiento.
Corta los alimentos en tiras o en trozos grandes para que pueda manipularlos mejor.
Cuida el cocimiento de los alimentos. El cocer demasiado los vegetales no solamente provocará pérdida de vitaminas, sino que ablanda demasiado los alimentos. Para que el bebé pueda manipularlos fácilmente es necesario que la consistencia sea firme.
Hazlo parte de tus comidas familiares. Es cierto que los miembros de la familia tienen diferentes horarios y ocupaciones, sin embargo, trata de que al menos una o dos veces por semana el bebé “comparta” los alimentos con el resto de la familia. Será un momento muy agradable para él si se tiene el suficiente cuidado para crear un ambiente de mucha armonía. Evita distracciones como televisión, tablet o música muy alta.
No dejes de darle leche materna. Según las recomendaciones de la Organización Mundial de la Salud, no se debe suspender la leche materna hasta que el bebé cumpla mínimo un año de vida.
¿Qué alimentos van primero?
La mejor respuesta es: aquellos que sueles consumir en casa. El método de alimentación complementaria a demanda no exige empezar con frutas o verduras y luego suspenderlas para iniciar con otro tipo de alimento. Sólo se debe tener cuidado de no ofrecerle alimentos chatarra o mucha cantidad de azúcar, sal o grasa. Evita los productos industrializados. Con respecto a las carnes, estas deben estar bien cocidas y cortadas en trozos aptos para ser ingeridas por los bebés. Las leguminosas como las lentejas, frijoles, alubias, habas y garbanzos, deben ser remojadas en agua durante una noche previa antes de su cocción para evitar que causen inflamación en el bebé.
Si mi bebé elige, ¿no tendrá deficiencias?
La respuesta es depende. Si le proporcionas alimentos ricos en hierro, calcio y otras vitaminas y minerales no tiene por qué tener deficiencias. Consume variedad de frutas y vegetales para que tu bebé pueda obtener muchos nutrientes de esos alimentos. Recuerda que la leche materna no debe suspenderse.
¿Cuál es mi rol como padre en esta etapa de mi bebé?
Es normal sentir miedo e incluso estrés al ver que el bebé no está más que jugando con la comida. Precisamente esto es parte del método. Lo mejor que puedes hacer es tener mucha paciencia para dejar experimentar a tu bebé, aún si está haciendo mucho desastre. Al principio tu hijo verá la comida como un “juguete”. Existe la posibilidad de que le desagrade cierto alimento y como padre no debes forzarlo a comer de este si él ya decidió que no le es agradable o que ya está satisfecho, puedes volver a ofrecerlo más adelante. Como familia traten de hacer del momento de la comida un momento agradable para todos.
Otros consejos:
Nunca dejes al bebé solo mientras come y vigila que siempre este erguido para comer.
No le ofrezcas nueces, almendras, cacahuates u otras semillas ya que estás no se pueden partir por la mitad y el riesgo de atragantamiento es muy alto.
No ofrezcas huevo crudo o pescado en trozos grandes (espinas).
Si vas a ofrecerle frutas pequeñas como cerezas o uvas, retira las semillas y córtalas por la mitad.
Explica a tus familiares este método para que nadie, más que el bebé, ponga la comida en su boca.
Mantente atento a las señales de tu bebé. Algunos alimentos pueden causar irritabilidad y eso se reflejará con llantos, gases o inclusive con más defecaciones de las habituales. Si identificas o sospechas que algún alimento en particular o alguna mezcla le está causando daño, suspéndelo y coméntalo con tu pediatra.
Observa con responsabilidad. Como padre es tu deber proporcionarle al bebé alimentos limpios, seguros y evitar cualquier tipo de accidente mientras come.
No ofrezcas recompensar al bebé si come el alimento que le estás ofreciendo, recuerda dejarlo elegir por sí mismo.
La evidencia científica sigue con muchos cuestionamientos sobre si este método tiene mayores beneficios para el bebé, tanto a corto como a largo plazo. Una de las ventajas de este tipo de alimentación es que al ser autosuficiente para elegir sus alimentos y escuchar a su cuerpo, el niño no sólo tendrá más seguridad en sí mismo para saber qué y cuánto comer, también tendrá un peso más saludable a largo plazo. También se ha visto que los padres que siguen este método tienen menos problemas para hacer comer a sus hijos.
El niño que practica en sus primeros años la alimentación complementaria a demanda será una persona que ve la hora de la comida como un momento agradable y no como un problema.
Respecto a los riesgos de atragantamiento concluimos con base en la evidencia científica que éstos son los mismos que con el método tradicional por lo que se puede considerar seguro. Animamos a los padres de familia a resolver sus dudas con su pediatra y si así lo deciden, iniciar con este método que promueve el respeto por el cuerpo, la seguridad en el niño y la convivencia familiar.
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