Elaboró: MTCC Vero Rubio, Psicoterapeuta Cognitivo Conductual
Todos hemos escuchado acerca de la depresión y a veces la confundimos con estar triste, pero ¿Sabes qué es la depresión? ¿Sabes cómo se siente?
¿Sabes quién puede tenerla?
Antes de hablar de depresión es importante hablar sobre las emociones ¿qué son las emociones? son aquellas respuestas que se dan gracias a nuestros pensamientos y que nos hacen tener diversos comportamientos, al final estas nos sirven para regular nuestro estado de ánimo.
A lo largo de la historia las emociones han ayudado al ser humano a evolucionar, además, sirven para atender lo que es valioso para cada uno de nosotros y para conocernos mejor en los momentos de la vida. Las emociones se pueden ver desbordadas y, particularmente la tristeza que nos ayuda en los procesos de pérdida puede convertirse en depresión.
La depresión es, en palabras sencillas, el estado de ánimo bajo, un trastorno afectivo-cognitivo que pone pesimista todo nuestro medio ambiente y nuestra vida en general. Finalmente, todos en algún momento de nuestra vida sentiremos una depresión, una tristeza profunda por la pérdida de algo o de alguien y va a depender del proceso que llevemos para poder salir pronto adelante, ya que, si no es atendida, puede convertirse en un trastorno de depresión mayor que puede llevarnos, incluso, a ideas o pensamientos suicidas.
Las personas con depresión ven la vida diferente, por lo tanto, se comportan de manera diferente sintiendo una terrible soledad donde todo parece frío, sin vida, oscuro. Muchos sienten un vacío muy grande en el estómago o una sensación extraña en el pecho.
Los síntomas y signos más evidentes de la depresión son:
Estado de ánimo deprimido con tristeza y pesimismo. Este es el síntoma base de la depresión.
Anhedonia: es la pérdida del placer en actividades que antes nos producían placer y que ahora pueden resultar indiferentes o tediosas.
Apatía o desgano para realizar las actividades cotidianas, aún las más sencillas, como ir al super, hacer la comida, hacer tus hobbies. Es esa terrible sensación de “no poder más”.
Puede haber llanto o simplemente ganas de llorar sin ninguna causa en particular.
Sensación de cansancio o fatiga mayor de lo habitual y que no se corresponde con el esfuerzo realizado.
Falta de energía en las actividades habituales que antes se realizaban sin mayor esfuerzo.
Ideación negativa y pesimista acerca de nosotros mismos (baja autoestima) y muchas veces sobre las personas que nos rodean, en especial, los seres queridos.
Dificultades en el sueño que frecuentemente se traducen en insomnio, bien sea en tardar en conciliar el sueño, en despertarse a mitad de noche, en despertarse demasiado temprano o la necesidad de dormir demasiado (hipersomia).
Alteraciones en el apetito, ya sea en disminución o, más raramente, en necesidad exagerada de comer.
Falta de concentración que suele traducirse en “despistes”, lo cual algunas personas confunden con falta de memoria, es decir, puede que no tengamos atención a las cosas.
Preocupación excesiva y desproporcionada por pequeños problemas que tienden a exagerarse, ya sean de índole económica, de salud, familiares, etc.
Menor interés en mantener relaciones sociales y sexuales, lo que puede traducirse en apartarnos de los demás, incluso de nuestra pareja. Las personas con depresión están menos platicadoras, menos comunicativas. Los hombres suelen quejarse de dificultades en la erección o en la eyaculación, mientras que las mujeres no tienen deseo de mantener relaciones sexuales con su pareja y no experimentan la misma excitación que anteriormente.
Deseos de muerte, que es aquí cuando se convierte en una depresión mayor. En las depresiones más leves se puede tener el deseo de desaparecer, de “dormir y no despertar”, de dejar de estar aquí y ahora. En las depresiones más graves pueden presentarse intenciones auténticamente suicidas.
Aunque no es propiamente un síntoma de la depresión, la ansiedad va asociado frecuentemente con ella, está comprobado que la ansiedad generalizada durante un periodo de tiempo más o menos extenso puede ocasionar un cuadro depresivo.
A veces la depresión puede manifestarse con dolores o molestias y no se les encuentra una enfermedad, como tal, que los justifique: dolores de cabeza, mareos, vértigos, molestias vagas, trastornos digestivos, estreñimiento, diarrea, etc.
Aunque muchas veces la depresión surge como una reacción a algo que nos sucedió, es importante saber que no solo afectan los factores externos, sino que la neuroquímica del cerebro -que afecta al Sistema Nervioso Central- tiene un papel importante en la aparición y mantenimiento de la depresión y, por lo tanto, en nuestro comportamiento. Podemos concluir que, cuando surge una depresión, puede o no haber un acontecimiento o serie de acontecimientos desencadenantes.
Lo importante para tratarlo es no permitir que esto avance más de lo debido, en cuanto veamos que han pasado dos semanas con este estado de ánimo debemos buscar ayuda. Desafortunadamente, pareciera que la depresión es como un monstruo que lentamente nos va comiendo y, cuando menos esperamos, tenemos esos pensamientos de muerte, las ganas de no querer vivir.
Acércate con un profesional, hay muchas personas que no tiene la preparación para ayudarte de la manera correcta y puede ser contraproducente.
Referencias:
American Psychiatric Association (2013). Guía de consulta de los criterios diagnósticos del DSM5. Washintong, D.C. London England.
Bosqued.M (2005). Vencer la depresión. España. Ed. Desclée de Brouwer.
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