
Primero que nada vamos a recordar términos importantes para poder profundizar más acerca de este tema. El hacer ejercicio no es lo mismo que la actividad física (A.F).
A.F implica cualquier movimiento que haga nuestro cuerpo en la cual se ve implicada la contracción de nuestros músculos y por lo tanto, un aumento en el gasto (utilización) de energía en comparación a cuando nuestro cuerpo está en reposo o sin movimiento.
Por otro lado, el ejercicio tiene 2 características esenciales, la primera es que sea planeado y la segunda que cuenta con una estructura. En lo que consiste es en repetir ciertos movimientos para poder mejorar o mantener nuestra condición física.
En pocas palabras, la actividad física la hacemos día con día para realizar acciones como el subir escaleras o caminar, que lo hacemos de manera automática. El ejercicio es porque nosotros tomamos la decisión de realizarlo, según sean nuestros objetivos o metas como por ejemplo los ejercicios de fortalecimiento.
La importancia del tema del metabolismo energético durante la realización del ejercicio es que nuestro cuerpo necesita obtener energía, ya que sin ella no podríamos llevarlo a cabo.
La fuente de la que la obtenga dependerá del tipo de ejercicio que se realice, la intensidad y la duración del mismo.
Por lo tanto, tener conocimiento sobre qué sustratos utiliza, nos ayudará a comprender mejor qué es lo que ocurre en nuestro cuerpo cada vez que hacemos ejercicio y poderle dar lo que necesita para que el rendimiento durante este, sea óptimo.
¿Qué utiliza nuestro cuerpo durante el ejercicio?
Los hidratos de carbono (glucógeno muscular y glucosa plasmática) y los lípidos (ácidos grasos plasmáticos y triglicéridos intramusculares) son a grandes rasgos, las fuentes de energía principales que nuestro cuerpo usa durante el ejercicio.
Cuando hacemos un ejercicio de baja intensidad como por ejemplo caminar a una velocidad de entre 4 a 5 km por hora, en su mayor parte, el cuerpo obtiene la energía que requiere, a través de la oxidación de los ácidos grasos (más de un 85% provienen del plasma). La manera en la que se mide esta oxidación es a través de la tasa de aparición del glicerol (índice de la lipólisis).
Mientras la intensidad del ejercicio incremente a moderada, la disponibilidad de los ácidos grasos plasmáticos se reduce y la oxidación de triglicéridos intramusculares aumenta. Sin embargo, como la grasa no se puede oxidar a tal velocidad como se necesita para dar la suficiente energía, la mitad de la energía (aproximadamente) viene de la oxidación de los hidratos de carbono, es decir, el glucógeno muscular y la glucosa en sangre.
Por otro lado, cuando realizamos un ejercicio de una intensidad alta, los triglicéridos intramusculares actúan como la principal fuente de ácidos grasos para la oxidación. En este tipo de intensidad, la oxidación de grasas se reduce y la de hidratos de carbono se aumenta, otorgando la mayor parte de la energía que el cuerpo necesita. Esto, da como beneficio un aumento en la velocidad (el doble de rápido) de la transferencia de energía, a comparación de la de los ácidos grasos.
Además, respecto al tema de la oxidación de grasa se ha demostrado que ésta se ve aumentada cuando se combinan 2 tipos de ejercicios (aeróbico y de resistencia). Cuando primero hacemos un ejercicio de resistencia que sea de mayor intensidad, el uso de la grasa como fuente de energía, se ve aumentada durante el ejercicio aeróbico.
En cuanto al tiempo, que también es un factor importante a tomar en cuenta para saber qué fuente de energía prefiere utilizar el cuerpo, se sabe que en ejercicios que son prolongados, es decir, que tienen una mayor duración, la oxidación de los ácidos grasos plasmáticos se ve aumentada en conjunto con la utilización del glucógeno almacenado en el músculo que se está trabajando.
Sistemas metabólicos musculares en el ejercicio
Estos sistemas, son aquellos que usa nuestro cuerpo para obtener la energía necesaria y son de 3 diferentes tipos.
1) Sistema de fosfocreatina-creatina: La fosfocreatina tiene un enlace fosfato, que se puede romper en creatina y un ion fosfato, provocando la liberación de mucha energía. Lo que este compuesto químico puede hacer es dar la energía necesaria para volver a constituir el enlace de alta energía del ATP. Cuando la fosfocreatina le pasa la energía al ATP, es muy rápido ya que ocurre en una fracción de segundo, lo que provoca es que toda esta energía guardada en la fosfocreatina muscular pueda estar disponible casi de manera inmediata para poder realizar la contracción muscular. Cuando el ATP celular disponible y la fosfocreatina se combinan, se le llama sistema de fosfágenos de alta energía, que otorgan una potencia muscular máxima por ocho hasta diez segundos. Este sistema se usa cuando el ejercicio es de intensidad máxima pero que dura poco (“energía máxima y explosiva”).
2) Sistema de glucógeno-ácido láctico: El glucógeno que tenemos guardado en nuestros músculos se puede degradar en glucosa, la cual puede ser usada como fuente de energía, esto ocurre a través de la glucólisis. En su fase inicial, este proceso se lleva a cabo sin la necesidad de usar oxígeno (metabolismo anaerobio). En el caso, de que la cantidad de oxígeno no cubra lo suficiente para poder llevar a cabo la fase oxidativa del metabolismo de la glucosa, lo que ocurre es que la mayor parte del ácido pirúvico se transforma en ácido láctico. Entonces, una gran parte del glucógeno se convierte en ácido láctico dando lugar a la producción de ATP, aún sin oxígeno. Cuando se tienen condiciones favorables, este sistema puede dar entre 1.3 a 1.6 minutos de máxima actividad muscular, con una potencia muscular menor que la que proporciona el primer sistema expuesto.
3) Sistema aeróbico: En este sistema lo que ocurre es la oxidación de los alimentos en la mitocondria con el fin de liberar energía. La glucosa, ácidos grasos y aminoácidos de estos alimentos, después de atravesar por un proceso intermedio, se combinan con oxígeno (es por eso que es aeróbico), con el fin de liberar una cantidad considerable de energía que se usa para transformar el AMP, y el ADP en ATP. A comparación del sistema de fosfágenos, que usa el músculo para poder obtener potencia durante unos segundos, el sistema aeróbico se requiere para actividades que duran más tiempo (prolongadas).
En conclusión, nuestro cuerpo utiliza diferentes sustratos durante el ejercicio con el fin de obtener energía, esto dependerá de varios factores como por ejemplo qué tanto tiempo dure y qué tan intenso sea. Entre más tiempo dure, la fuente mayoritaria de energía que nuestro organismo usará serán las grasas. Si la actividad es de una mayor intensidad, el aporte de energía de parte de los hidratos de carbono aumenta y el de los ácidos grasos se reduce.
El realizar ejercicio implica que nuestro cuerpo acuda a poner en marcha diferentes rutas metabólicas, no es un acto de casualidad que nosotros podamos movernos y poder llevar a cabo esta acción tan relevante para nuestra salud.
Elaborado por Educadora en Diabetes Ana Paula Reyes Best
Referencias:
1. Madaria, Z. (2018, 1 septiembre). ¿Qué son la actividad física, el ejercicio y el deporte? Fundación Española del Corazón.
2. González Martín, M. (2000). Respuesta metabólica al ejercicio. EFDeportes, N° 27, 1–2.
3. Melzer, K. (s. f.). Substrate utilization. LLL Programme in Clinical Nutrition and Metabolism.
4. Fundación para la Formación e Investigación Sanitarias de la Región de Murcia. (2012).VOLVIENDO A LO BÁSICO. José Albaladejo Méndez.
5. Elsevier Connect. (2018, 2 noviembre). ¿Qué tipo de actividad deportiva utiliza cada uno de los sistemas energéticos? Elsevier
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