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Dietas bajas en carbohidratos ¿Son recomendables?


Para poder iniciar es muy importante que recordemos que los carbohidratos son la principal fuente de energía de nuestro cuerpo, ya que durante la digestión se descomponen hasta formar glucosa (nuestro combustible), la cual entra en nuestras células y nos permite realizar nuestras actividades diarias con normalidad y básicamente seguir con vida.


La Norma Oficial Mexicana 015-SSA2-2018, que habla de la prevención, detección, diagnóstico, tratamiento y control de la diabetes recomienda que el consumo de este macronutriente en aquellos que viven con diabetes sea entre el 50 y 60% de las calorías totales al día. Sin embargo, en los últimos años se han puesto muy de moda las dietas bajas en carbohidratos, también llamadas low-carb, por lo que en esta ocasión te hablaremos sobre ellas y la evidencia científica que hay al respecto.


No existen guías oficiales en cuanto a qué cantidad de hidratos de carbono se deben consumir para que se considere una dieta baja en carbohidratos, sin embargo, ésta se refiere - en promedio - a un consumo menor de 130 gramos al día, o sea, menos del 26% de las calorías totales diarias. Hay investigaciones que muestran un potencial para mejorar la glucemia y los resultados de lípidos hasta por un año en personas con diabetes tipo 2 y prediabetes, más al no haber un modelo claro que nos indique las cantidades adecuadas, es todo un desafío interpretar correctamente las investigaciones.


También existen las dietas muy bajas en carbohidratos, llamadas cetogénicas o keto, las cuales determinan una inadecuada disponibilidad de glucosa como fuente de energía, por lo que el cuerpo necesita obtener esta energía por otros medios. Es entonces que el hígado convierte la grasa en ácidos grasos y a partir de ellos produce algo llamado cuerpos cetónicos, los cuales reemplazan a la glucosa como primera fuente de energía. Esta situación metabólica se llama cetosis y para que suceda, la ingesta de carbohidratos se tiene que restringir a menos de 50 gramos al día, o sea menos del 10% de las calorías totales diarias.


Al haber una restricción de carbohidratos en nuestra alimentación, aumenta el consumo de grasas y proteína en nuestro cuerpo, para alcanzar a cubrir con lo requerimientos de calorías totales al día.


Se debe tener especial cuidado con el tipo de alimentos que se elijan, ya que si se les da preferencia a aquellos que contengan grasas saturadas, pueden llegarse a presentar problemas de colesterol y triglicéridos altos. Se debe dar preferencia a proteínas bajas en grasa como el pollo y el pescado, mientras que el consumo de carnes rojas o cortes muy grasosos deben limitarse. Los carbohidratos se suelen cubrir con verduras verdes, que suelen ser muy bajas en este macronutriente, oleaginosas y cantidades mínimas de fruta.


La evidencia científica disponible nos indica que ambos tipos de dietas son efectivas para perder peso, además de inducir cambios metabólicos únicos, incluyendo mejoras del control glucémico y los lípidos en sangre, por lo que pueden ser una estrategia eficiente para el manejo de la obesidad y el síndrome metabólico.


En el caso de la dieta cetogénica hay una notable reducción del apetito debido al estado de cetosis, en donde hay tanto una disminución como un aumento en la secreción de hormonas a nivel gástrico e intestinal.


Por otra parte, hay efectos adversos que se pueden presentar tanto a corto, como a largo plazo que incluyen: náuseas, estreñimiento, deshidratación, hipoglucemia, deficiencias de minerales, calambres musculares, alteraciones gastrointestinales, entre otros, lo cual nos habla de la necesidad de estar acompañado de profesionales de la salud expertos en este tipo de dietas durante todo el proceso. Una de las desventajas más relevantes de estas dietas es la imposibilidad de mantenerlas a largo plazo. Esto es especialmente notable en aquellos que solamente buscan perder peso. Al no haber un enfoque en cambios de hábitos, después de unos meses o incluso semanas es probable que se vuelva al estilo de vida anterior, recuperando el peso perdido.


Es muy importante recalcar que para seguir cualquiera de estas dietas se necesita acudir con un nutriólogo especializado, además de contar con supervisión médica constante, ya que este tipo de alimentación, si no se sigue correctamente, puede traer problemas de salud, además de que no es apropiada para todos.


Algunos grupos que deben evitar las dietas bajas en carbohidratos son las mujeres embarazadas o en periodo de lactancia, los niños, las personas con enfermedad renal y aquellos que tengan conductas alimentarias desordenadas. En el caso de personas con diabetes tipo 2 que estén en tratamiento con inhibidores de SGLT2 hay riesgo potencial de cetoacidosis.


La investigación que se ha hecho con relación a la diabetes tipo 1 es prácticamente nula, por lo que hasta el día de hoy no se aconsejan este tipo de dietas para estas personas.


La recomendación sigue siendo darle preferencia al consumo de alimentos ricos en fibra y nutrientes como vitaminas, minerales y antioxidantes. Se deben incluir diariamente verduras, frutas y granos enteros, mientras que se deben reservar para ocasiones especiales los alimentos refinados y procesados. Aunado a esto se debe brindar educación en la relación insulina/carbohidratos para que comprendan la relación entre ambos conceptos y puedan aplicarlo a la vida diaria.


Las guías de la Asociación Latinoamericana de Diabetes nos indican que, a pesar de que existe evidencia suficiente para demostrar que las dietas bajas en carbohidratos reducen la glucosa promedio en sangre, mejoran la sensibilidad a la insulina, ayudan al control del peso y de la presión arterial, y reducen el riesgo cardiovascular; no existe un porcentaje ideal de calorías provenientes de carbohidratos para todas las personas que viven con diabetes. Es por esto por lo que la distribución de todos los macronutrientes debe individualizarse según los patrones de alimentación actuales, las preferencias y los objetivos metabólicos de cada persona.


Elaboró P.L.N Educadora en Diabetes Angélica Macías Guzmán


Bibliografía

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· Asociación Latinoamericana de Diabetes. (2019). Guías ALAD sobre el Diagnóstico, Control y Tratamiento de la Diabetes Mellitus Tipo 2 con Medicina Basada en Evidencia Edición 2019. Tratamiento no farmacológico. pp. 36-44.

· Moreno-Sepúlveda, J., Capponi, M. (2020). Dieta baja en carbohidratos y dieta cetogénica: impacto en enfermedades metabólicas y reproductivas. Rev Med Chile. 148:1630-1939. [Consultado: 23 de agosto del 2021]. Disponible en: https://scielo.conicyt.cl/pdf/rmc/v148n11/0717-6163-rmc-148-11-1630.pdf

· Hernández-Alcántara, G., Jiménez-Cruz, A., Bacardí-Gascón, M. (2016). Efecto de las dietas bajas en carbohidratos sobre la pérdida de peso y hemoglobina glucosilada en personas con diabetes tipo 2: revisión sistemática. Nutr Hosp. 32(5):1960-1966. [Consultado: 23 de agosto del 2021]. DOI:10.3305/nh.2015.32.5.9695


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