Seguramente has escuchado en más de una ocasión que no es bueno para nuestra salud consumir mucho sodio. Incluso el gobierno del Distrito Federal, ahora conocido como la Ciudad de México, puso en marcha una campaña en el año 2013 con la finalidad de prevenir enfermedades relacionadas con el consumo de este mineral.
La campaña se enfocó en retirar los saleros de las mesas de los restaurantes y actualmente ya es ley. Pero antes de adentrarnos a platicar sobre el consumo de sodio es importante diferenciar este concepto del de la sal, ya que estamos acostumbrados a usarlos como sinónimos cuando realmente no son lo mismo.
La diferencia entre sodio y sal
El sodio es un electrolito indispensable para el correcto funcionamiento del cuerpo humano. Se encarga de regular el volumen de la sangre, de mantener en equilibrio los fluidos del cuerpo y de que funcionen correctamente nuestros nervios y músculos. Por otra parte, la sal de mesa, también conocida como cloruro de sodio, es una combinación de sodio y cloruro, entre otros minerales en menor cantidad. A pesar de que la utilizamos principalmente para mejorar el sabor y la textura de los alimentos, también cumple con una función muy importante que es la de conservarlos ya que evita que los microorganismos se desarrollen fácilmente.
La recomendación de ingesta de sodio en adultos sanos indica que este se debe mantener por debajo de 2,300 mg al día, lo cual equivale aproximadamente a 1 cucharadita de sal de mesa. La recomendación en adultos con presión arterial alta indica que se debe mantener por debajo de 1,500 mg al día. La recomendación en niños menores de 14 años varía entre 1,500 y 2,200 mg al día, dependiendo de la edad que tengan.
¿Cuáles alimentos tienen sodio?
Muchos alimentos contienen pequeñas cantidades de sodio de forma natural, sin embargo los alimentos ultraprocesados suelen tenerlo en grandes cantidades, por lo que es primordial moderar su consumo diario para no excedernos de nuestro límite. Además de la gran cantidad de sal que se les agrega a estos productos para que sean agradables al paladar, la gran mayoría de ellos llevan aditivos alimentarios como el glutamato monosódico, el bicarbonato y los nitritos que aportan dosis extras de sodio a nuestra dieta.
A continuación podrás notar lo fácil que es cubrir e incluso pasarse de la recomendación diaria únicamente con productos industrializados.
Si a esto le sumamos que al momento de cocinar añadimos sal y que algunas personas incluso toman el salero para añadir un toque extra a sus platillos una vez preparados, es muy fácil duplicar o hasta triplicar nuestro límite diario.
¿Qué consecuencias puede tener un consumo de sodio excesivo?
La hipertensión arterial es una condición que está totalmente ligada a un consumo excesivo de sodio. Nuestros riñones equilibran la cantidad de este mineral en el cuerpo. Cuando los niveles de sodio son bajos, los riñones lo retienen, mientras que cuando son altos se libera una parte por medio de la orina. El problema viene cuando el consumo de sodio es excesivo de manera constante, ya que los riñones no pueden eliminarlo y se comienza a acumular en la sangre. Este a su vez atrae y retiene agua, por lo que el volumen sanguíneo aumenta y el corazón debe esforzarse más para bombear la sangre, dando como resultado un aumento en la presión arterial. Si esto se mantiene a lo largo del tiempo aumenta el riesgo de que aparezca una enfermedad renal y/o problemas cardiovasculares y cerebrovasculares.
¿Cómo reducir el consumo de sodio?
Como ya mencionamos anteriormente, el sodio es indispensable para mantenernos vivos, por lo que debe ser parte de nuestra alimentación. Sin embargo existen varias alternativas sencillas de implementar para evitar exceder nuestros requerimientos diarios, algunas de ellas son:
Consumir más alimentos frescos y menos alimentos ultraprocesados.
Aprender a leer las etiquetas, 140 mg de sodio o menos por porción nos indica que un producto es bajo en sodio.
Sustituir la sal por hierbas de olor y especias para darle sabor a los platillos.
Enjuagar los alimentos enlatados antes de consumirlos.
Moderar el consumo de condimentos envasados como salsa de soya, aderezos, salsas, cátsup, etc.
Ahora que sabes un poco más sobre el tema, ve a tu alacena y realiza una pequeña evaluación de los productos que se encuentran ahí y de la frecuencia con la que los consumes. Ya que tengas una idea aproximada de cómo es tu consumo general de sodio, podrás comenzar a tomar mejores decisiones. Esto no quiere decir que los elimines por completo, pero tal vez encuentres alternativas más saludables.
Bibliografía:
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